miércoles, 6 de marzo de 2013

Elena Sanz Bartolomé: "El periodismo debe adaptarse a los cambios sociales y la versión digital es la mejor forma de hacerlo"


Elena Sanz Bartolomé
Nacida en Zaragoza en 1986, Elena Sanz Bartolomé se sintió atraída por el deporte desde que sus padres cometieron “el error de llevarle a La Romareda”. Corría el año 1994 y con tan sólo ocho años pudo vivir cómo el Real Zaragoza ganaba a un Real Madrid en el que debutaba el mítico Raúl. Su afición por el fútbol pronto se convirtió en pasión hacia el deporte en general. A esto hay que sumar su inclinación por la escritura y la literatura, lo que la llevó a abandonar la capital aragonesa para estudiar Periodismo en la Complutense. A pesar de que el sueño de sus padres era tener una hija ingeniera o doctora, Elena Sanz confiesa que siempre le motivó más ver un partido de fútbol, seguir la NBA y animar a los deportistas españoles como Rafa Nadal o Fernando Alonso. Tras acabar la carrera, realizó un máster en Comunicación y Periodismo Deportivo en la Universidad Europea de Madrid. Desde 2004, ha sido “una orgullosa chica de provincias y becaria” en varios medios: Aragón Digital, Diario AS owww.elpueblodigital.es. En julio de 2011, aterrizó en la sección deportiva del diario online El Confidencial, medio en el que trabaja actualmente.

-¿Dirías que el periodismo está en crisis? ¿Por qué?

El periodismo atraviesa su propia crisis que unida a la general, hace que sufra el doble. La profesión se ha ido devaluando con el paso del tiempo y la culpa sólo la tenemos los periodistas. Nos hemos olvidado de la misión que se nos presupone: informar, contar la verdad, crear opinión, mover a las masas. El producto ha perdido calidad por el abuso que sufre la profesión. Los periodistas se han convertido en hombres y mujeres orquesta, no sólo deben buscar la información y contrastarla, también deben editarla, ilustrarla, complementarla, difundirla… Es la consecuencia de la reducción de costes. Muchos medios salen adelante gracias a becarios mal pagados y sin demasiada experiencia, a redactores cansados y quemados por las malas condiciones laborales… Todo esto hace que se pierda la pasión y el oficio, lo nota.

-¿Piensas que la prensa en papel sobrevivirá a la avalancha digital?

Definitivamente, no. Además de la crisis que vive el país, el periodismo atraviesa su propia crisis provocada por la falta de inversión publicitaria. Los periódicos de papel no viven de las ventas (en línea descendente) sino de los ingresos publicitarios que cada vez son menos voluminosos. Un periódico en papel es más caro que uno digital. Y los motivos económicos no son los únicos. Nuestra sociedad ya es digital, se mueve al ritmo de Internet y de las redes sociales así que es evidente que el periodismo debe adaptarse y su versión digital es la mejor forma de amoldarse a los cambios sociales que surgen.

-Como periodista, ¿qué diferencias encuentras entre el producto informativo para el papel y el destinado a la Red?

Más que diferencias, veo ‘pros’ y ‘contras’. El periodismo digital te da la inmediatez, poder informar sobre lo que está sucediendo en el momento a través de un seguimiento en directo, te da la oportunidad de tener un tema acerca de lo que está pasando en tiempo real. Sin embargo, la información que encuentras en un periódico de papel cada mañana forma parte del pasado, es algo que todo el mundo ya sabe, ya le ha llegado el torrente informativo el día previo. Es cierto que el papel te permite un mayor análisis, profundizar en el tema, cuidar la información (a veces las prisas son traicioneras) contar con complementos como las opiniones, gráficos, galerías de imágenes pero hoy en día, la prensa digital también te ofrece este plus que acompaña a la noticia principal. Además, el papel tiene un límite algo que no existe en Internet.

-Teniendo en cuenta la cantidad de medios online existentes, ¿dónde crees que reside el valor añadido? ¿Cuál es el secreto del éxito?

Hoy en día es muy complicado diferenciarse del resto. La información que recibes de las agencias es la misma para todos los medios, cuando cubres una rueda de prensa tienes lo mismo que el resto de tus compañeros… Por ello, hay que trabajar para desarrollar cierto olfato, curiosear y ver detalles que pasan desapercibidos para el resto, ser muy observador. Y, por supuesto, la experiencia te da una agenda, fuentes, accesos directos a los protagonistas que sólo se pueden lograr con el paso del tiempo en el que se presentan situaciones en las que desarrollas cierta complicidad con el personaje: puede que él en un momento te pida un favor, no publicar algo polémico o perjudicial; después esa persona sabrá agradecer el gesto. De algún modo, es como una ‘relación amorosa’: unas veces cedes tú y otras veces la fuente.

-¿Tiene cuenta de Twitter? ¿En qué medida crees que es importante para su trabajo?

Sí tengo cuenta de Twitter, la creé como parte de una asignatura en mi último año de carrera y ahora es vital en mi día a día. Las redes sociales han inundado nuestra sociedad, la información viaja de un lado a otro del planeta a gran velocidad y Twitter es una herramienta perfecta para el periodista, imprescindible, inmediata, se ha convertido en una fuente principal de información desde el momento en el que los protagonistas (en mi caso deportistas, equipos, agentes, otros periódicos de información deportiva, colegas de la profesión...) también están presentes en Twitter, la información viene directamente del protagonista y de su entorno. Como ejemplo, recuerdo el fichaje de Agüero por el City: fue el propio jugador el que informó de todos los pasos en su cuenta personal. Nos enteramos antes por Twitter que por las agencias de información.

-¿Qué oportunidades crees que supone el ciberperiodismo?

El periodismo se está trasformando. El papel está condenado y en un futuro se impondrá totalmente lo digital. Hay que verlo como una oportunidad, no como una amenaza. Se trata de un periodismo más abierto, no hay límites. Fomenta la diversidad porque tienes la oportunidad de informar llegando a cualquier rincón. Además puedes interactuar con el destinatario del mensaje, con el lector, escuchar su opinión igual que ellos hacen con la nuestra. Te da la oportunidad de retomar ese contacto que se ha perdido al mismo tiempo que fomenta el debate, la creación de grupos con intereses comunes (esta es una de las máximas en El Confidencial, nuestros lectores).

-En el contexto actual, caracterizado por una crisis social, económica y política, ¿qué papel debe jugar el periodismo?

España no atraviesa su mejor momento. Cada día los medios inundamos el espacio con noticias negativas: casos de corrupción, agravamiento de la crisis, crispación social… Tradicionalmente hemos sido el ‘cuarto poder’ y debemos responder a esta definición. Los medios de comunicación tenemos la misión de contar qué está pasando, con la verdad por delante, porque los que mueven los hilos del país están vertiendo demasiadas mentiras. Debemos y tenemos que denunciar todo aquello que va en contra de nuestro país, crear opinión, fomentar un espíritu de mejor para poder salir del agujero en el que estamos inmersos.

-¿Qué consejos le darías a un estudiante de periodismo?

Esta es la pregunta del millón y la más complicada de responder. El mundo del periodismo, hoy en día, tiene ’overbooking’ y las cosas están muy complicadas. Yo miro a mi alrededor y muchos de mis amigos y compañeros de promoción están inmersos en el doctorado, en segundas carreras, se han marchado del país o están en paro. Muy pocos hemos cumplido el sueño de dedicarnos a lo que queríamos. Me considero afortunada porque encontré mi actual trabajo en medio de la crisis. Hay que tener paciencia (mucha), luchar y trabajar para diferenciarse del resto porque ahora mismo, todos estamos igual de formados académicamente. Hay que estar preparado para todo: trabajar gratis, con sueldos de risa (sobre todo para los becarios), jornadas de más de ocho horas, decir adiós a tu vida social... No es fácil pero si te gusta la profesión, compensa todo lo que inviertes en ella. No hay que perder las ganas ni la esperanza a pesar del temporal que atraviesa la profesión.

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